Expectantes ante la penúltima
salida a la deriva, temprano se nos encontramos en la casona. Vamos por acá o
por allá, un nuevo líder se erige, de figura cansada y bigote que recuerda a
Dalí. Partimos bajo los criterios de un nuevo guía, caminamos al Palacio Cousiño.
El bus se demora y demora, y demora, lo tomamos pero el tráfico es algo lento,
llegamos a eso de las 12:30 a Villa Frei. Recorremos raudamente las grandes
torres, el verde paisaje, las casitas, la iglesia, los aros olímpicos. La
caminata comienza entre risas y risas,
el paisaje no cambia mucho, providencia aún se ve lejano, seguimos caminando
por diagonal Oriente, un tanto monótono, nos desviamos y vamos por dentro,
aparecen raras palmeras, sus frutos parecen antenas y tienen orificios que parecieran
producto de termitas, un perro orina y corre con el pilín electrizado :| . Al parecer no alcanzaremos a llegar a
nuestro objetivo, se avista una parada, un tanto eclesiástica, ¿nos dejarán
pasar? Camila y Guayo hacen diplomacia y lo logramos (ni tan así, pero hay que
darle color), grandes pendones nos reciben con propaganda para no fumar, libros
por doquier y bóvedas de medio punto es una estructura común, la selva amazónica
se ha trasladado a Santiago y lo único que echamos de menos son los monos con
bananas, pero para eso estamos nosotros. Un tanto perdidos seguimos al patio,
lo recorremos un poco, porque sí, se puede recorrer el patio, y nuestra deriva
llega a su fin, nos alistamos para la última entrega y nuestras postales, la
convivencia se alista y la próxima expedición está lista. Nos vemos en Unidad
Vecinal Providencia, hasta la próxima.
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