martes, 8 de abril de 2014

UTEM, Territorio Terrorista #2


ADVERTENCIA: El siguiente relato da cuenta de lo sucedido el  pasado miércoles 2 de abril, cuando un grupo de jóvenes decidió adentrarse en una de las principales villas nido del  terrorismo chileno, si eres menor de 18 años, te recomendamos no seguir  leyendo, aun mas, si eres menor de 18 años y tienes una leve tendencia  a ir contra lo considerado normal o establecido, es mejor que  cierres esta pestaña, ya que las experiencias vividas aquel día, están dotadas de un fuerte contenido  sobrenatural, anormal y experimental, que podrían influenciar o potenciar  tu rebeldía patológica.



Es la segunda vez  que nos reunimos como exploraciones urbanas para recorrer la ciudad, y al igual que la  vez anterior, partimos en la casona de arquitectura, ubicada en calle Dieciocho, hoy tenemos  como “destino”  Villa  Francia y para  llegar  a ella  tomamos la micro 509, en la que pagan pocos  y subimos muchos, durante  el trayecto en micro no hay  algo que  llame mucho la atención a excepción de un túnel que  por el efecto que produce ver  las luces  a gran velocidad, me recordó a un video musical. Estuvimos arriba de la 509 aproximadamente 20 min. Hasta que nos bajamos  un poco antes de lo que debíamos,  olvidándonos que nos esperaban unos compañeros más adelante, como en ese momento  no nos acordábamos  que existían los otros compañeros, no dimos importancia al bajarnos antes  y  empezamos a caminar por una plaza o bandejon central, daba  la sensación de  que  caminábamos sin saber  a donde ir, hasta  que  un ruido capto nuestra atención, era el sonido de los cables de alta tensión,  en ese preciso instante comenzaron las exploraciones urbanas, empezamos a caminar  en la misma dirección que los cables, quizás por seguir el sonido o porque la plaza nos marcaba el camino, mientras caminábamos el profe guayo encontró un neumático atrapado  por un árbol (el  neumático estaba siendo reprimido por  este poderoso árbol que no le permitía ser libre y  solo buscaba  retenerlo hasta  su punto de ruptura… después nos enteraríamos que estas historias eran comunes en villa Francia) mientras comentábamos  la  lamentable  suerte  del neumático, llegamos al final de la  plaza, que tenia  como remate un inmenso terreno lleno de  tesoros que la gente había dejado de querer, nos adentramos  en el con en simple gesto de cruzar la calle y cuando  ya estábamos dentro, caminábamos muy cuidadosos ya  que por nuestros pies  pasaban decenas de tesoros, algunos  mas interesantes que  otros, como el CD de rock latino ese que todos  los papás tienen en casa (ese no tenia papás) o un disquete que  contenía quien sabe que, o unas planchas de cartón pluma que  tenia impreso el juego de Mario Bross, pero  lo mas sorprendente de todo, fue ver  a quien creo que era el cuidador  del  terreno de los tesoros, era un ser imponente, sin brazos ni piernas (quizás había zafado de la muerte varias veces,  tras las  constantes  guerras  civiles que ocurren en la zona) nos  acercamos a el, no nos dirigió ni una sola palabra, tenia  la cara pintada como el diablo de los Kiss y la única prenda que llevaba era una polera bastante interesante, le sacamos varias fotos, algunos mas osados  se atrevieron a tocarlo, el resto solo se dedico a contemplarlo hasta  que decidimos seguir nuestro camino y avanzar en dirección a Villa Francia, mientras dejábamos el peladero atrás, se podía  apreciar  que  las torres  que sostenían  los cables sonoros ocupaban gran parte del espacio de la plaza.

Caminamos, anduvimos, caminamos, anduvimos por largo rato bajo el acechante sol hasta que nos encontramos con uno de los compañeros que habíamos olvidado al principio, dirigimos algunas palabras y  seguimos caminado, el paisaje urbano empezaba cambiar  las casas de uno o dos pisos que  habíamos visto en la mayoría de nuestro andar se esfumaban y empezaban a aparecer  departamentos de mediana altura con problemas de  hacinamiento que tenían como solución  ampliaciones  palafiticas. El calor ya empezaba hacer efecto en el grupo, caminábamos mas lentos, observamos menos  y veíamos burras que eran mulas, así que decidimos sin conversarlo, detenernos en un puente que estaba sobre un canal, para  que nos entregara un poco de su frescura, algunos decían que estaba hediondo, yo preferí guardar silencio, no quería ofender al canal, se le notaba sensible y por lo demás,  lo  único que lograba sentir en ese momento era el alivio que entregaba el canal a las altas temperaturas, esperamos que pasara una moto bajo un hombre, una bicicleta bajo un niño y una guagua sobre un coche por aquel puente para seguir con nuestro andar, ahora de forma mas dispersa, algunos mas adelante junto a la profe Camila, otro conversábamos mas atrás y el profe  guayo por un lado diferente, hasta que se nos apareció una  huerta comunitaria y  un muro recordatorio de un joven acecinados por los pacos, eso  hizo  que nos volviéramos a aglomerar y que dedujéramos que ya estábamos en  Villa France, organización comunitaria y victimas de represión son características de  la famosa villa. Estábamos buscando a una señora  que nos podía contar un poco más de como funcionaba el lugar, por las cosas que habían pasado sus habitantes y por las que seguían pasando, no nos costo mucho llegar a ella, de pronto, estábamos sentados en una plaza  llamada  padre mariano esperando  a que aquella señora  nos recibiera en su casa, pasaron un par de minutos hasta  que la señora Silvia Medina  nos abrió  la puerta, salieron perros  y ella invitándonos a  pasar, entramos  en su casa con nuestra “habitual timidez”,nos sentamos  para escuchar lo que nos quería contar, fue  una conversación larga y amena, llena  de curiosidades  de nuestra parte  y de sentimientos desde la de ella, estaba muy abierta a contarnos sus historias, que eran las historia  de la villa, incluso nos dejo invitados para una segunda  vez,  tenia mucho mas que contar, nos despedimos y  salimos de su casa muy agradecidos,  poniendo mas atención a  lo que estaba a nuestro alrededor, ya comprendíamos un poco mas, que la historia de villa Francia, estaba en su calles, en sus muros, que  tenían bocas para recordar lo que no se debe olvidar, y  siguiendo  esas bocas es como continuo nuestro recorrido por san José de Chuchunco ( la señora Silvia nos había contado que ese era el antiguo nombre de villa Francia  y  que en un momento algún siútico para acercarse  a las europas,  la renombro ) vimos  cada mural  con ganas  de mirar el que seguía, queriendo sacar la mayor información de ellos, así paso el tiempo  hasta que  estábamos de vuelta  en la calle que habíamos empezado,  eso nos decía, que las exploraciones urbanas por aquel día habían acabado.   


Diego Lego Donoso

1 comentario:

  1. notable diego, sin duda la experiencia fue tal cual, la imagen de San José de Chuchunco.

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